domingo, 13 de junio de 2010

1706210


(Continuación)


Óyeme con atención, tú, capitán de mi sombra
 Siento la energía de un relámpago
 Cuando la sangre refleja en el pasado dulce e incolora
 Mi casta de doscientos mil pájaros

Sogas lanzadas hacia lo eterno estrechan en los valles la locura de los sensatos
 Me tomaron por loca
  Pero mi cuerda sigue ahí lista para que emprenda un ascenso de esperanza
 Desde una tierra que descartó a los cuerpos desdichados
 Hasta un escenario de confianza donde existe el oro
 A pesar de que aún lo veo esmeralda, pronto veré la plata

Blanquecina luz, ilumina mis párpados
 ¡Destruye el miedo de mis temores!
 Grita mis agudos ahogos bárbaros
 Quiebra mi cápsula de cristal

Ven, vamos

Abro la cortina del polvo de los muertos
 Y mis sentidos por primera vez no son percibidos por mi cuerpo
 Reluce brillante el blindaje antipútrido
 Mi espíritu oye y ve lo que el futuro grita con canto de júbilo

Estas huellas son las que describen la gloria de dos pares de pies
 Donde para quienes hubo fría destrucción
 Para nuestros anhelos hay amable sentencia
 Dulces notas de conciencia purificada
 Noble, bendita, limpia,  enfermiza canción

Y aún siento sin la necesidad de un cuerpo
 Que no me ató

Cadáver de la sombra cristalizado
 Forma parte de tu tierra
 Tu alma queda aprisionada en los hielos
 De un infierno eternamente congelado

Espíritu mío, sube por la cuerda.
  

Ven, vamos.

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