“Háblame con
claridad de huevo barroso”, dijo la pelusa en el rincón de mi ojo
Amortiguando el
brillo del oráculo con la única lágrima que llora el mundo;
Mi mar de la
esencia
Se escapa el
viento de mi pupila, y el nudillo de la gitana insípida
Removió las
marcas de un infarto tatuado al fuego
Me siento y me
asiento
Se estropea la
espera en este círculo
- No hay más
palabras para una sinfonía de mañana -
¡Rojo
y rojo es mi color inherente…!
Del
que escapo y persigo
La válvula de
escapatoria está a la vuelta del bumerán
¡Las nubes están
furiosas! Y me cuentan
Que el mar ya se
va acercando al cielo
Pero los peces
quedaron bajo tierra
El
zapato de mi pasado es la huella de mi futuro
Mientras
la danza de los cojos se arremolina hambrienta bajo mi pie
Te
aconsejo que duermas con la mano dentro de la almohada
Y
que te aferres a tus sueños como en sueños
Si
cuando despiertas yo estoy ahí
He
venido a buscarte, querido de mi encuentro
¡La
vil existencia ha venido a buscarte!
La
asombrosa identidad de quien me acompaña
Me teme
Y huyo
Huyo
hasta llegar a mí
Me
estremezco en el portal de mi siesta
Me
inundo en la sombra
En
tu sombra
En
mi propia sombra
Me
escapan, me hallan
Lo
comprendo:
No
soy yo; eres tú
¡Ládrame,
odioso! ¡De perro pulgar!
Inmerso
en la fe de palabra
Te
dibujo con el tiempo
Y
es allí cuando mi supra-reloj se suicida
¿Me
lo dice o no me lo dice?
…
¿Y
tu peor enemigo?
Soy
yo
Estúdiame
los pensamientos, las cicatrices,
los verbos, mi voz y tu sudado excremento
Entonces,
decides convertirte en reloj
El
mecanismo articulado de tu vientre incuba sin el tiempo
El
tiempo perdido
¡Y
allí es cuando mi supra-reloj se suicida!
Me
enamoré de aquella que no puedo decir;
mi
código de barra no me lo permite
-
Oiga, “¡yo no
oigo!”
¿Y
qué me decían los manantiales de los ancianos grilletes?
Escucha
el cariño de tu miedo
Sin
oscuridad como rodeada de luz; no hallarán silueta ni sombra de mí
Pues
me he devorado
Me
escudo con grandes tacos y con retos simples
Podría
darle a tu hambre vómitos eternos
De
mi frío
El
anochecer sin rostro
La
luna muda forcejea con el cráter del océano
Silencioso
como una sabia lágrima
Se
materializa el sol en mis ojos
E
ilumina una vez más mi pluma
Bienvenido,
bienherido
Ya
ha pasado todo; bienaventurado
Ya
ha pasado, bien-mozo…
¡No
eres ni el boceto de una mugre del ratón quejumbroso!
Huyamos.
No es estiércol; son las moscas
Huyamos
de las moscas
A
mi espejismo se le atravesó un espejo
Laguna
cuajada en una esclerotídica aventura
Cuando
el sol visitó la noche
Un
letrero me dice “Pare” en medio del desierto
Desobedecí
las leyes del tránsito
Y
la ley de gravedad
“Somos
un atardecer”, me dijo en el Pez
No hay comentarios:
Publicar un comentario