martes, 28 de junio de 2011

El libre verso libre de un Anónimo durante un visceral paseo en un Pez



“Háblame con claridad de huevo barroso”, dijo la pelusa en el rincón de mi ojo
Amortiguando el brillo del oráculo con la única lágrima que llora el mundo;
Mi mar de la esencia
Se escapa el viento de mi pupila, y el nudillo de la gitana insípida
Removió las marcas de un infarto tatuado al fuego

Me siento y me asiento
Se estropea la espera en este círculo
- No hay más palabras para una sinfonía de mañana -
¡Rojo y rojo es mi color inherente…!
Del que escapo y persigo

La válvula de escapatoria está a la vuelta del bumerán
¡Las nubes están furiosas! Y me cuentan
Que el mar ya se va acercando al cielo
Pero los peces quedaron bajo tierra

El zapato de mi pasado es la huella de mi futuro
Mientras la danza de los cojos se arremolina hambrienta bajo mi pie

Te aconsejo que duermas con la mano dentro de la almohada
Y que te aferres a tus sueños como en sueños
Si cuando despiertas yo estoy ahí
He venido a buscarte, querido de mi encuentro
¡La vil existencia ha venido a buscarte!

La asombrosa identidad de quien me acompaña
                                            Me teme
                                            Y huyo
Huyo hasta llegar a mí
Me estremezco en el portal de mi siesta
Me inundo en la sombra
En tu sombra
En mi propia sombra
Me escapan, me hallan
Lo comprendo:
No soy yo; eres tú

¡Ládrame, odioso! ¡De perro pulgar!
Inmerso en la fe de palabra
Te dibujo con el tiempo
Y es allí cuando mi supra-reloj  se suicida
¿Me lo dice o no me lo dice?
¿Y tu peor enemigo?
Soy yo

Estúdiame los pensamientos, las cicatrices,
 los verbos, mi voz y tu sudado excremento
Entonces, decides convertirte en reloj
El mecanismo articulado de tu vientre incuba sin el tiempo
El tiempo perdido
¡Y allí es cuando mi supra-reloj se suicida!

Me enamoré de aquella que no puedo decir;
mi código de barra no me lo permite
-          Oiga, “¡yo no oigo!”
¿Y qué me decían los manantiales de los ancianos grilletes?
Escucha el cariño de tu miedo


Sin oscuridad como rodeada de luz; no hallarán silueta ni sombra de mí
Pues me he devorado
Me escudo con grandes tacos y con retos simples
Podría darle a tu hambre vómitos eternos
De mi frío

El anochecer sin rostro
La luna muda forcejea con el cráter del océano
Silencioso como una sabia lágrima
Se materializa el sol en mis ojos
E ilumina una vez más mi pluma

Bienvenido, bienherido
Ya ha pasado todo; bienaventurado
Ya ha pasado, bien-mozo…
¡No eres ni el boceto de una mugre del ratón quejumbroso!

Huyamos. No es estiércol; son las moscas
Huyamos de las moscas

A mi espejismo se le atravesó un espejo
Laguna cuajada en una esclerotídica aventura

Cuando el sol visitó la noche
Un letrero me dice “Pare” en medio del desierto
Desobedecí las leyes del tránsito
Y la ley de gravedad

“Somos un atardecer”, me dijo en el Pez







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